Todos el algún momento hemos experimentado la vivencia de apuntarnos ilusionados a un gimnasio nuevo ,entrar a una clase de algún deporte que no hemos practicado nunca y sentirnos... ridículos , incapacitados, que vamos dando mil traspiés ... Que somos el centro de atención y todo el mundo nos mira. Incluso nos atrevemos a deducir que están pensando las demás personas de la clase (que por supuesto llevan ya un tiempo practicando ese deporte):
-¡Vaya desastre!
-¡Se le da fatal!
Pues bien, ahora apúntate a danza aérea… la sensación es la misma multiplicada por 100.
La primera clase crees que es imposible llegar a hacer nada... ¡ni si quiera el calentamiento!. Miras al resto de alumnos con admiración, pensando en porque no les duele nada y crees que jamás lo lograrás. Pero por algún extraño motivo, ganas de superarte o porque te salió una pequeña figurita vuelves a probar….
Después, eso si, de una semana con unas agujetas tan intensas que llegas a pensar que quizás te has lesionado algún tendón, empieza tu segunda clase. En esta, después de un calentamiento intenso y una hora de intentarlo logras despegar un par de metros del suelo… ¡YA NO HAY QUIEN TE PARE!
Llega la tercera… tienes tal quemadura en el pie derecho de la clase anterior y te duele tanto cada vez que intentas subir, te pasas toda la clase sentada quejándote de
dolor, no logras hacer nada... y vuelves a caer en que no lo conseguirás. Pero como ya has pagado la mensualidad te queda todavía alguna clase.
La cuarta. Acudes ha esta, la que crees que será la última clase porque piensas que es muy difícil y sacrificado ¡quien te manda a ti a meterte a acróbata a tu edad!
Tienes agujetas permanentes desde hace un mes, te duelen las manos, quemaduras en los pies y cintura hasta quizás alguna pequeña lesión en algún músculo que no sabias ni que existía…Y de repente, en esta clase, despegas del suelo, miras desde
arriba, bajas… y vuelves a subir y a bajar. La sensación que esperabas de superación aparece, la adrenalina te llena el cuerpo; te apuntas un mes más.
Al tiempo haces alguna figurita, te sientes preciosa, tus amigos y muchos desconocidos te vitorean en las redes sociales cuando subes la foto. Tú tienes quemaduras por las telas en varias partes del cuerpo, constante dolor de manos u hombros y agujetas permanentes (aunque ya duelen menos)…
Y una sonrisa constante en tu cara.
Te sientes más segura de ti misma que nunca, más fuerte y más capaz de cualquier cosa. Y esa sensación jamás te abandonará mientras crezcas en este deporte, en esta danza, en este arte…
Y llegará un día en que sea una pasión y estés deseando que llegue tu próxima clase.
En la fuerza
En la constancia
En el sacrificio
Vive el éxito.
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